jueves, 6 de agosto de 2009
Más de 600 mujeres y niñas desaparecidas por las redes de trata
La trata de mujeres y niñas para la prostitución es el tercer negocio a escala mundial, después del tráfico de armas y drogas. En este contexto "la Argentina se ha convertido en un país de origen, tránsito y destino", explica Fabiana, una de las referentes de la Casa del Encuentro. Esta asociación feminista, en conjunto con diversas organizaciones políticas, sociales y de mujeres, organiza los días tres de cada mes una protesta frente al Congreso de la Nación para reclamar la aparición con vida de las más de 600 chicas y menores desaparecidas por las redes de trata para la prostitución.
"Exigimos la reforma de la ley de trata. Reclamamos que los secuestros y desapariciones de mujeres se declaren delitos de lesa humanidad. Ellas no pueden esperar más. Basta de complicidades del poder político, judicial y policial", continuaron las compañeras durante la radio abierta que acompañó la actividad el pasado lunes 3 de agosto.
Entre las manifestantes se encontraba la mamá de Dana Pecci, una joven desaparecida en 2005 siendo menor de edad y asesinada dos años después a manos del proxeneta Pedro Rudecindo Adorno. "Este degenerado le dijo a mi hija 'hasta acá llegás vos', sacó un arma y le pegó seis balazos en la cabeza", expresó. Dana había denunciado al hombre como autor de los disparos durante su agonía en el hospital que la atendió.
La beba de Dana, sin embargo, no fue entregada a su abuela sino a los allegados al asesino, consumando la atroz complicidad que deja operando en la impunidad a las redes de trata. Una impunidad que se muestra también en la naturalización de la opresión y la explotación sexual. Basta con encender el televisor o recorrer los kioscos de diarios de la Ciudad de Buenos Aires para ver cómo los cuerpos de las mujeres, niñas y niños se venden como mercancía.
"Las redes de trata pueden actuar porque hay hombres que consumen prostitución", sostiene Amanda de Socialismo Libertario, otra de las organizaciones presentes. En tanto Lía, de Pan y Rosas, concluye que "la opresión se manifiesta en todos los niveles: se nos explota más, nuestros salarios son menores, sufrimos la violencia y encima la justicia la avala. Por eso hay que gritar más fuerte todavía y denunciar con nombre y apellido a los responsables".
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario