martes, 29 de enero de 2013

Parque Centenario: no a las rejas




Por Cosecha Roja // A las 5 de la mañana del 28 de enero los vecinos del Parque Centenario escucharon los primeros gritos. “Pará hijo de puta, esas son mis cosas. Pará, pará, que es todo lo que tengo”. Y después de los gritos, el llanto. Nuevamente el silencio. Al menos por un rato. La Metropolitana había empezado a ejecutar el plan de tapiar el parque por sus residentes estables: echar a los homeless a patadas, tirar sus pertenencias a la basura. Era apenas el principio.


Al rato, los camiones y las cuadrillas del Gobierno de la Ciudad ya habían arrasado con los puestos de la feria, la huerta comunitaria y un horno de barro de la asamblea barrial. Para las 6:30 de la mañana, chapas y maderas mediante, Parque Centenario se metió de cabeza en el proceso de modernización. El paso 1: terminar de enrejar sus alrededores. El parque, el único espacio verde de la zona, seguía el mismo proceso que la Plaza Constitución, el que seguirán Parque Lezama y Plaza Flores: convertirse en un espacio enrejado.

Rejas para todos. Julieta es vecina de Caballito desde la infancia. Forma parte del Espacio-Asamblea de Parque Centenario No a las Rejas desde su creación, mucho menos popular y convocante, hace 6 años. en el momento en que el gobierno porteño decidió enrejar la mitad de la plaza. Julieta dice sentirse parte de una estafa. Dice: “Nosotros queremos que el parque sea seguro, pero para eso no necesariamente tiene que haber rejas. Hace 6 años renovaron el parque: costó 16 millones de pesos. Pero la única parte que mantenían, que regaban, que se encargaban de limpiar era la parte enrejada. Me cansa ver como dibujan números”. Julieta dice que prometieron un parque modelo y sólo mantuvieron la reja bien pintada. Que para septiembre del año pasado, cuando las rejas se empezaron a extender a todo el parque, la asamblea empezó a hacerse masiva, a ganar lugar en los medios.

Julieta dice que fueron a ver a las autoridades comunales para pedirles una explicación. “Fuimos a ver a Marcelo Iambrich, jefe de la Comuna 6, para pedirle una copia del proyecto por el que se querían enrejar el parque. Queríamos que nos certificara que respondía a pedidos de un vecino. O saber quién lo había determinado. Nos dijo que no sabía nada”

-¿Nada? El edificio de la Comuna 6 queda enfrente a Parque Centenario.

-Claro, ¿Cómo no vas a saber nada estando enfrente de Centenario? Ese tipo forma parte del mismo gobierno que ejecuta el proyecto de enrejar todo. Esto no se soluciona con más rejas, cámaras y policías. Sino con otro tipo de política hacia la ciudad en vez de vaciar todo lo público o enrejarlo.

El caballo del comisario. Con las rejas como un hecho consumado, los vecinos se reunieron en el mástil del parque a las 6:30 de la tarde. Julieta llego algunos minutos después de las 7, junto con buena parte de la masa de los asambleistras que se había preferido salir cuando el sol fuera un poco más piadoso. La asamblea es apenas un nombre para un colectivo bastante heterogéneo: hay vecinos que usan el parque con el perro, corredores, feriantes, gente que va con sus hijos, artistas callejeros.

“La asamblea decidió hacer un corte en Marechal y Díaz Velez para visibilizar nuestro descontento. No había, no ví, ningún Policía Federal. Sí había de la Metropolitana, montones, desde la mañana. También había oficiales de civil. Muchísimos camiones con los Guardias de Infantería dentro. Estábamos a punto de votar cuando se desmadró todo. Uno de los chicos que estaba en la asamblea, que había sido desalojado del parque, empezó a discutir con un policía de civil. El oficial le sacó la mochila y la tiró del otro lado de la tapia. La gente se terminó de sacar y se desató la furia”, cuenta Julieta. Algunos chicos empezaron a arrancar las chapas y las maderas. A medida que cayó la tapia fue apareciendo, como en un truco de magia, la Guardia de Infantería de la Metropolitana. Aparecieron los gases, las balas de goma.

Cuando empiezan a caer los chapones, los manifestantes descubrieron que atrás estaba la guardia de infantería. En los alrededores estaba lleno de camiones con la infantería adentro. Dice Julieta: “La policía, obviamente, apeló a sus métodos: tiraron balas de goma y gas pimienta”. La escaramuza duró hasta la medianoche y terminó con varios heridos y al menos 5 detenidos que fueron trasladados a la Comisaría 11ª.

Cuando Julieta volvía a su casa a las 12 de la noche, no le extrañó ver a los corredores, la gente con los perros, las parejas adolescentes, los homeless. Todos daban vueltas como perdidos por los alrededores del parque tapiado. Dice que pensó: podrán llenar el parque de policías. Pero la calle siempre va a estar repleta de vecinos.

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